Visita guiada a las Domus de Augusto y Livia en la colina Palatina

Las residencias privadas de Augusto y Livia famosas por sus maravillosos frescos.

Descubre con nosotros la residencia del emperador romano Augusto, junto a la de su esposa Livia, erigidas sobre la colina Palatina con un complejo de edificios dedicado a la promoción ideológica de su poder y su imagen.


Info & Booking

Descubre con nosotros la residencia del emperador romano Augusto, junto a la de su esposa Livia, erigidas sobre la colina Palatina con un complejo de edificios dedicado a la promoción ideológica de su poder y su imagen.

Visita guiada para individuales, en grupos de máximo 20 personas.

Fechas y horarios:

  • Inglés: sábado y domingo a las 13:45
  • Italiano: sábado y domingo a las 12:15

Dura: 1 hora y 15 minutos.

Reservación obligatoria.

Después de la visita guiada, el boleto permite la visita sin guía al resto del complejo (Coliseo, Palatino y Foro Romano), por dos días y 1 entrada a cada sitio.

Los boletos deben ser recogidos en las taquilla dedicada 15 minutos antes de la hora confirmada.

ATENCIÓN: si el horario solicitado está completo, se confirmará automáticamente el horario más cercano posible de la misma fecha. Los boletos serán confirmados según disponibilidad.

Política de cancelación: UNA VEZ CONFIRMADAS, LAS VISITAS NO PUEDEN SER MODIFICADAS NI CANCELADAS

Visita guiada a las Domus de Augusto y Livia en la colina Palatina

Casa de Augusto

Augusto tuvo sobre la colina Palatina su residencia, junto a la de su esposa Livia, y erigió un sistema de construcciones, incluso religiosas, dedicadas a la culta y refinada difusión ideológica de su poder y su imagen. Tras las obras de cobertura y restauración de los ambientes occidentales, todas las partes de la habitación del Divus Augustus que han sido excavadas hasta hoy son visitables.

El periodo de Augusto marcó una nueva y significativa etapa sea de la historia de Roma que del arte romano, siendo este último parte del cambio completo en el orden político, económico y religioso del estado en su periodo.

Aunque formalmente Augusto no parecía alejarse de la línea de los “mores maiorum” (costumbres de los antepasados), la antigua estructura del orden republicano se transformó de hecho en la imperial que concentró en las manos de uno solo – el emperador – todos los poderes y cargos a vida, a los que se agregó la suprema dignidad sacerdotal como Pontífice Máximo.

Muy pronto se identificó Roma con Augusto, el vencedor de Accio, el padre de la patria idealizado y exaltado en todas las artes figurativas: asimilado a Júpiter, Marte y Apolo, divinizado aún viviente entre los pueblos de Oriente, mientras en Italia se veneraban los Lares Augusti protectores del pueblo romano.

Se reforzaron los cultos primitivos y se restauraron los “prisci mores” (antiguas costumbres). Junto con su ministro Agrippa, realizó una moderna política urbanística y de construcción que contribuyó al prestigio de su gobierno, gracias a un complejo de realizaciones de interés público (foros, templos, teatros, circos, termas, puentes...) de gran importancia para renovar la Urbe y cuyos reflejos se extendieron en el mundo itálico y provincial.

En el gusto decorativo pictórico augusteo, con tendencias a efectos ornamentales fantásticos e ilusorios, se concretizó particularmente la moda de pintar “monstra”, formas insensatas e irreales, más que “ex rebus finitis imagines certae”, imágenes precisas conformes a objetos definidos, como se lamentaba el arquitecto Vitruvio, adelgazando las columnas como si fueran soportes de candelabros, sustituyendo los frontones con espirales bizarras , creando figuras humanas o animales a partir de elementos vegetales, y dando predominio al color sobre el dibujo gracias al uso de cinabrios, púrpuras, oro y cerúleo egipcio, de colores deslumbrantes. Una moda que no pertenecía al carácter de Augusto, que tendía – por cálculo – a la austeridad y sobriedad, pero que no frenó considerando sus finalidades decorativas.

Y la manera que caracterizó la pintura del “segundo estilo” encontró su más fina expresión dentro del ciclo pictórico de la Palatina Domus de Augusto, la residencia que el futuro emperador construyó en la colina Palatina aún antes de la victoria de Accio y de su dominio. Fue en el año 36 AC que, en concomitancia con la victoria sobre el hijo de Pompeo Magno, que compró la modesta casa del orador Ortensio, queriendo construir sobre la mítica colina del Palatino una domus digna del alto personaje oficial en el que se había convertido.

La decisión del príncipe fue determinante para el destino de la colina, que transformó así su fisionomía de área residencial a lugar reservado a los lujos de la sede oficial de la autoridad imperial: en ella, los espacios públicos se unen a los privados mientras la solemnidad de las funciones públicas coexiste con las más privadas.

Es posible visitar también los cubículos privados del sector occidental de la domus. Un pequeño local con simples composiciones arquitectónicas de amplias superficies blancas y púrpuras repartidas por pilastras, y la llamada “Sala de las guirnaldas de pino” que representa falsos pórticos con guirnaldas de pino parcialmente abiertos sobre patios traseros con columnas. Los vivaces frescos de la cercana “Sala de las máscaras” evocan en cambio una fachada de escena teatral helenística adapta al nuevo gusto decorativo, con aperturas centrales de paisajes sacros y santuarios agrestes con alegres perspectivas de elusivos pórticos. Visibles también los frescos que decoran los locales de probable función de bibliotecas privadas y salas de recepción como el amplio tablinum del lado septentrional del peristilo. Las pinturas proponen esquemas habituales decorativos con podios prominentes, altas pilastras, nichos y muros cortina con sentido de perspectiva para ampliar y dar mayor profundidad al ambiente, que por esto es definido “Sala de las perspectivas”.

 

Casa de Livia

El edificio conocido como “Casa de Livia” fue construido sobre la colina Palatina, muy probablemente en la primera mitad del siglo I AC y sufrió una importante reestructuración (a la que se deben los maravillosos frescos que hoy vemos) alrededor del 30 AC. Los ambientes presentan una decoración del piso muy simple, realizada con motivos a mosaico negro sobre fondo a mosaico blanco, mientras la serie de frescos que decora las paredes es muy rica y sugestiva.

El tablinum, la sala principal junto con el Triclinium, contenía la secuencia de pinturas más interesante, a la luz de lo que se ha conservado hasta hoy. Los frescos aún legibles muestran un podio bajo coronado por una serie de columnas que dividen en tres la pared y sostienen un falso techo artesonado que crea una tridimensionalidad ilusoria.

En el espacio entre las columnas se abren vistas imaginarias: en la sección central de la pared de la derecha se reconoce la copia de una célebre pintura de la antigüedad “Ío vigilada por Argos y Mercurio que llega a liberarla”, un famoso episodio de la mitología magistralmente pintado por Nicias.

En la pared de la entrada, en cambio, se encuentra representado el mito de Polifemo y Galatea, desgraciadamente casi totalmente destruido. A los lados de los cuadros centrales, otras fintas aperturas muestran vistas de paisajes imaginarios y arquitectura fantástica enriquecida por motivos decorativos como esfinges, figuras aladas y candelabros.

En la sala adyacente, la decoración más simple pero no menos sugestiva muestra la pared llena de guirnaldas con fruta, rodeada por una análoga serie de columnas y elementos arquitectónicos. Un friso a marco corre por toda la parte superior de la pared: la técnica parecida al bosquejo y el uso de reflejos dan movimiento a la secuencia de sujetos tipo egipcio.

El edificio fue atribuido a Livia, esposa de Augusto (aunque otros creen que se trata de Livia, hija de Tiberio Nerone) a causa de los tubos de plomo hallados donde se muestra el nombre del propietario: Iulia Augusta.

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